Gargantas de Miraval. 2 de Octubre.

....Y en esto que amaneció. No se habían secado los neoprenos ni de coña y ya estábamos con el café y las tostadas, esperando que hiciera un poco de sol para pasear por la Garganta de Miraval. Clásico entre los clásicos, desde luego no es un barranco para meterle con fresquito.... Hay que esperar a que , al menos, el sol parezca que va a entrar en las estrecheces de la garganta ...aunque sepamos que no es verdad, que no vamos a tenerle dentro ni 20 minutillos de ná.


Es igual, no hay dolor. Con ese olor tan "característico" que desprenden los neoprenos húmedos, algunos nos enfundamos las chaquetas entre alaridos de frescor salvaje  y otr@s pues se lo ponen sequito y oliendo a suavizante de talco. Siempre ha habido clases.


Dicho esto, nos metemos en harina para hacer un pan de los de a kilo. Íbamos Miguel,  Irene,  Sara, Fernando , Antonio y el que suscribe la entrada

 Miraval dejó bastantes enseñanzas, mira tu por donde, y eso que tampoco iba alto de caudal, ni mucho menos....peeeeeeero.......¡¡¡ el agua siempre es agua !!!. Hubo quien sintió  su fuerza en la cara, el empuje en la espuma, el ruido..... Seguro que algunas lecciones del contacto con el agua no se olvidan ya tan fácilmente.


En fin: tan bonito como siempre, el agua esmeralda, cero personas, especialmente frío en el comienzo del otoño. Imagino que en la composición del caudal del Yaga pesa ahora mucho  más el agua con origen en surgencias y aportes subterráneos (muy fría), que la de origen pluvial ,  máxime en un otoño seco como este.


En el salto que evita la cascada principal, tras el  paso de los troncos atravesados:

Muy buen sabor de boca, incluso para los que se habían currado los 500 kms simplemente por estar un día y  descender esta joya de nuestro Pirineo.